lunes, 26 de noviembre de 2012

Tarantino me pone


Indiscutiblemente si hay algún cineasta contemporáneo que más ha dado que hablar en los últimos años ha sido Quentin Tarantino. Hay mucha controversia sobre la discutida “genialidad” de este “joven” director que ha roto esquemas en el mundo de la narrativa cinematográfica norteamericana e incluso mundial.



Si bien es cierto que me declaro muy inexperta de las influencias de las que bebe tal cineasta (mea culpa): el spaghetti western, el cine asiático (Kurosawa, Yimou, Ki-Duk, Wong Kar-Wai) , el film noir francés (Godard, Melville); así como la cultura pop, el cómic o la serie B (entre los más destacados), no se puede negar que pese a que ciertos esquemas o fórmulas ya se dieran en el pasado, Tarantino ha sabido aprovecharlas actualizándolas y dándoles su toque personal hasta el punto de poder etiquetar fácilmente sus obras con el simple visionado de una escena de sus pelis. ¿A caso no está todo ya escrito?

Si ya estaba inventado, ¿por qué nadie más lo ha logrado? Si que es cierto que la imitación de muchas estéticas o narraciones han ayudado a este cineasta, pero le otorgo un gran mérito por el excelente trabajo que ha hecho subjetivándolas creando su propio estilo de cine y originando una pequeña revolución en la manera de contar historias. Y porque ha sido él y no otro quien ha tenido el valor y el acierto de conseguirlo, pues se han sucedido diversos intentos por acercarse a esta “estética tarantiana” en los últimos años, y en general los resultados han sido bastante fallidos.



Premio también la elección de sus actores que muchas veces se repiten, como es el caso destacable de Samuel L. Jackson, al que le siguen Tim Roth o Harvey Keitel, y que ayudan con su brillantez interpretativa a que estas obras aumenten su valor artístico, incrementando también el ya destacado nivel de profundidad y complejidad que tienen los personajes construidos por Tarantino, con ese toque tan humano que hace que empatices fácilmente con ellos. Y como no, porque dota a sus personajes femeninos de fortaleza y protagonismo, siendo en muchas ocasiones las que llevan el peso dramático.

Ya sea desde la dirección con la creación de esa estética de la violencia tan personal (Reservoir Dogs, Kill Bill, Malditos Bastardos) , y la formulación no lineal de sus historias (Pulp Fiction); o desde el guión destacando esos diálogos excéntricos que incluso en ocasiones rozan el absurdo (Jackie Brown);  para mí tiene escenas brillantes, como la conversación sobre el origen de los sicilianos según el padre de Clarence, Clifford (Dennis Hopper) junto a Christopher Walken en Amor a quemarropa de Tony Scott, y guión del propio Tarantino.




Mi post va sobre él, ya que puede gustarte o no, pero es indiscutible que ha ayudado a una revolución del panorama cinematográfico con su mezcla de influencias en cuanto a géneros, estéticas y estilos, teniendo como resultado un cóctel de lo más exquisito. 
¿Sobrevalorado? No lo sé. Pero personalmente agradezco enormemente que haya conseguido con cada una de sus películas, cautivarme en mayor o menor medida con su personal estilo para contar historias, disfrutando de una manera distinta el placentero momento de la proyección fílmica.




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