lunes, 10 de diciembre de 2012

Como esto no se anima, voy a llamar un taxi... ¿o no? A veces es tarde para arrepentirse de algunas cosas: 'Jamás volveré a llamar'




   Apuro un cigarrillo con cierto sabor amargo, apoyado en la baranda de un balcón muy alto mirando al infinito o más bien con la mirada perdida entre las luces de colores que se camuflan bajo el manto de la noche huérfana de estrellas de la gran ciudad. Detrás de mí, en el sofá de un lujoso salón, una mujer llora desconsoladamente. Siento un fuerte pellizco en el estómago, como si una rata hambrienta me devorara por dentro. Le doy una última calada al cigarro y tiro lo que queda de él al vacío.
   Bueno, llamaré un taxi y me iré a casa, es mejor no alargar las despedidas...
- Hola, buenas noches, quisiera un taxi en el número 326 de la calle 13, entre primera y segunda avenida... ¿hola, me escucha?
 
- Sí, sí le escucho, ¿seguro que lo quiere amigo?
 
- Pues claro que lo quiero ¿qué pregunta es esa?
 
- Ok amigo, en un par de minutos lo tendrá ahí.
   Justo cuando ya había colgado, entre sollozos, su voz me sobresaltó:
 
          - ¡No, espera Jim, no lo hagas! Quédate un poco más, por favor.
 
          - No me vuelvas loco nena, esto no es un puto juego.
 
   Vuelvo a llamar al taxi:
- Hola, buenas noches de nuevo, mire he llamado hace 30 segundo para pedir un taxi en el número 326 de la calle 13, entre primera y segunda, es para anularlo, ha surgido un imprevisto y ya no lo necesito.
 
- Amigo eso lo tendría que haber pensado antes...
 
- Gracias y disculpe las molestias, pero ya no cogeré ningún taxi.
 
- Eso no está bien amigo, si usted lo ha pedido lo ha pedido...
 
- Oiga déjese de chorradas ¡adiós! ¡Está todo el mundo loco en esta ciudad esta puta noche, o qué pasa! Bueno nena, ya veras como esta vez nos irá mejor.
 
- No Jim, ya te he dicho que segundas partes nunca fueron buenas.
 
- ¿Pero no dijiste que me quedara?
   Y de nuevo empieza a llorar y a llorar...
 
          - Pues nada, que te vaya bien Johana, adiós.
 
   Tras bajar las jodidas escaleras y maldecir cien veces a los técnicos de ascensores, salgo a la calle y justo enfrente hay un taxi amarillo parado. Sigo andando y el taxi arranca y me hace señales con las luces. Me paro y le hago gestos con la mano diciéndole que no quiero coger ningún taxi y sigo adelante... ¡y el bastardo empieza a tocar el claxon!
 
          - ¡Que te jodan!
 
   Sigo caminando y no me puedo quitar de la cabeza a Johana. No hay quien las entienda, te lo dan todo para luego dejarte caer. Ni viven ni dejan vivir...
Suena el móvil, lo miro y es Johana. Cuelgo. Ya es demasiado tarde.
Sigo andando y me doy cuenta de que... ¡el taxi de antes me sigue lentamente! Me paro y se para, sigo andando y me vuelve a seguir. Cojo una barra de hierro que encuentro en el suelo y me acerco a él recordándole con nostalgia a todos sus antepasados cabalgando por una playa virgen al atardecer...
 
         - ¡Me cago en tus muertos a caballo, maldito hijo de puta!
 
   El taxi da un acelerón y se pierde por otra calle.
 
         - ¡Putos taxis! Nunca más volveré a llamar a uno...
 
   Sigo andando por un callejón. No sé qué me pasa, a cada momento me parece escuchar tacones y ver unas piernas de mujer bajando apresuradamente unas escaleras... Vuelve a sonar el móvil, lo miro y... ¡es el teléfono de los taxis!
 
         - ¿Qué mierda quieres?
- Jim, no nos hagas perder más el tiempo, no eres el único cliente que tenemos esta noche ¿sabes?
 
- ¡Puto chiflado métete por el culo todos los jodidos taxis amarillos de New York City!
   Cuelgo y tembloroso me enciendo un cigarrillo ¡puta noche, puta noche! tras la primera calada miro al frente y en el final del callejón aparece un taxi con las luces apagadas.
 
          - What the fuck?
 
   Enciende las luces y hace sonar el claxon, pone las largas... ¡y empieza a moverse lentamente hacia mí! Corro en dirección contraria como nunca he corrido en mi vida. Mientras corro giro la cabeza un par de veces y cada vez lo tengo más cerca, corro y corro. Cuando salgo del callejón, me doy cuenta de que hace unos segundos dejó de haber tanta luz, me giro y ya no está el taxi. Paro, cojo un poco de aire y justo cuando las pulsaciones están recobrando su ritmo natural, mi corazón vuelve a intentar una fuga rápida por la boca tras el fuerte pitido del taxi que ha salido de nuevo de la nada y que vuelvo a tener a un par de metros ¡corro y corro! Estoy llegando al edificio de Johana, de nuevo en mi cabeza esas piernas de mujer bajando unas escaleras, tengo cada vez más cerca el taxi. Veo a alguien tirado en el suelo... el taxi me pasa y para a unos metros delante mía, justo enfrente del portal del edificio. Me acerco a la persona que está tirada bocabajo, me es familiar, está rodeada de un lago de sangre. De repente se abre la puerta del portal del edificio y aparecen las piernas que bajaban las escaleras de mi mente... es Johana, histérica , gritando y llorando.
 
          - ¿Qué pasa Johana, qué ocurre?
 
   Ni me mira, se abalanza encima del muerto y grita desgarradoramente mi nombre una y otra vez... me acerco más y ahora sí reconozco a la persona que ha saltado del balcón: soy yo. Un pitido me saca momentáneamente de la pesadilla, es el taxi que sigue esperando. Una de las puertas de atrás se abre sola y ya no opongo resistencia, me dirijo a él, entro y cierro la puerta. Lo dicho, jamás volveré a llamar.


1 comentario:

  1. Me ha encantado. No sé si es trastorno mío, pero el hecho de ser una historia circular me ha reocrdado a 'Carretera perdida'. Una pasada.

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