sábado, 24 de noviembre de 2012

Mi problema con James Bond

Ocurre cada vez que se estrena una nueva película de 007. De pronto, a las cadenas de televisión se les ocurre la brillante idea de emitir todas las películas que tengan disponibles del agente secreto. Y cuando las anuncian en televisión, siempre hay alguien que dice "¡mira, echan mi favorita de Bond!". Lo habitual es que sea una de Connery (Dr No, Desde Rusia con amor o Goldfinger, preferentemente), de Roger Moore (si te gusta esa vertiente cómica y casi autoparódica), Goldeneye (que fue la primera de muchos de mi generación) o, últimamente, Casino Royale (el redescubrimiento pese a que se acerca más a Bourne que a la esencia bondiana). Es en ese momento cuando anuncian, siempre en el peor de los horarios, Al servicio secreto de su majestad o Alta tensión, y yo digo "¡mi favorita!" y todo el mundo me mira mal...

La primera es conocida como "la peli del tío ese que sólo hizo de Bond una vez" y ese fue su San Benito, durante muchos años, hasta que las nuevas generaciones la encumbraron como una de las mejores de la saga (y con uno de los mejores finales). Aún con todo, el público en general tiene recelos a la hora de acercarse a la única película Bond que protagonizó George Lazenby.


 Pero lo que de verdad me preocupa es esa manía a Alta tensión. Sobre todo, si tenemos en cuenta de donde venía y a dónde fue la saga. Para empezar, Roger Moore había heredado el manto de Bond sin problemas, pero había llevado las películas del personaje hacia el humor, la exageración y, lo peor, el absurdo. No hay más que ver las últimas películas de Moore para darse cuenta de que, de seguir así, la fórmula Bond se agotaría más bien pronto que tarde, y ni los inventos de Q podrían solucionarlo.

Por suerte (para mí, al parecer), Timothy Dalton tomó al personaje y volvió a los orígenes, más cercano a la fuente literaria que a la era de Conney, pero aún así a medio camino entre los dos. Seguían las frases ingeniosas, los momentos "usemos el invento de Q que, ¡oh!, es perfecto para esta situación", la chulería y las chicas... pero también Bond se volvía más oscuro y peligroso que nunca. ¿Os gusta el Bond de Daniel Graig más realista y desatado? Pues la semilla se plantó aquí (y se potenció en la siguiente, también con Dalton, Licencia para matar).

Pero una de las razones que diferencian Alta tensión del resto es la chica Bond. Olvidaos del James Bond semental que se lleva a tres o cuatro mujeres al catre. Aparte de la escena pre-créditos (que sintentiza perfectamente la esencia Bond en menos de diez minutos), Bond sólo tiene una compañera de aventuras. Y, junto con Al servicio secreto de su majestad, es la única vez que la chica te importa. Cuando ves otras películas de Bond sabes que la actriz no volverá a aparecer y que James ya se buscará a otras (salvo en Casino Royale con el personaje interpretado por Eva Green) y, como espectador, no te importa. Sin embargo, en Alta tensión, el personaje al que da vida Maryam d'Abo está tan bien construido y tiene tal importancia en la trama, que realmente esperas que Bond no la deje al final (aunque considerando lo que le pasa cuando se enamora en la cinta de George Lazenby, casi mejor que no se quede con ella).

Por todo lo anterior, Alta tensión es mi Bond favorito. Por la seriedad con la que trata al personaje, por cómo mantiene su esencia y aporta nuevos matices, por la importancia de la chica Bond... y claro, por los tiros, las explosiones y las persecuciones.

¡Si hasta la canción es la mejor de la saga!


1 comentario:

  1. Buen resumen, la verdad que Alta tensión fué la salvadora, Roger Moore dejó las pelis en mal lugar, aun que Brosnan y sus post goldeneye no se quedaron atrás, también estuvieron apunto de dinamitar otra vez la saga...

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